CAPITULO II
El PENALTI.
NEYMAR P.O.V
Me duele mucho el brazo, caí
encima de él ya casi al final del partido. No sé si me duele más eso o haber
fallado el penalti. Ganamos 2-1 pero fallar un penalti es algo me da dolor de
cabeza de por lo menos tres días. Y no estoy exagerando, nadie me dice nada
pero pienso que se lo están guardando. Julio César fue el único que me dio una
palmada en la espalda de camino a los vestidores y el profe Scolari sólo sonrío
al verme, como cuando mi papá veía mis exámenes con 6 de calificación, sé que
su gesto decía “Pues ¿Ya qué?”.
Al menos era amistoso. El
partido, digo.
Nada me duele tanto como perder,
sobre todo cuando ya lo creo haber conseguido, como en este penalti. Por suerte
no era oficial ni eliminatorio. Lo que me preocupa más es que el lunes regreso
a Barcelona, a la pretemporada y lo primero que me van a preguntar los medios
es que si este fallo define alguna baja de juego y cómo eso podría afectar al
Barca. No tendré ganas de contestar eso, ¡es sólo un jodido penalti! ¿no?
Meto mis cosas a la maleta que
tiene en ella el flamante escudo de la selección brasileña. También me tiene un
poco de malas que no fui yo quien salió a conferencia de prensa; fueron el
profe Scolari y Dani Alves. Seguramente los reporteros me querían a mí, lo sé y
quizá sí debí haber dado la cara pero el Mister no me lo permitió, quizá me vio
muy enojado.
Ya todos están saliendo para el autobús,
vamos de regreso al Four Seasons, y de ahí, cada quien a casa. Yo pasaré el fin
con mi familia. Bruna no está en el país, viajó a Chile para unas fotografías.
Voy saliendo de vestidores, llevo
mis audífonos puestos, para evitar negar entrevistas, miro de frente para no
encontrarme con los ojos de algún reportero y sentirme obligado a declarar
algo. Por suerte, no hay nadie, sólo unos hinchas con playeras de Brasil.
-¡Neymar, Neymar!- gritan al verme,
un niño moreno con ojos grises salta tratando de alcanzar a verme sobre la
reja. Sonrío, no puedo evitarlo, aún me tocan estas cosas. Me acerco y le
despeino para luego firmar las playeras que me entregan.
Atrás de mí viene Óscar y también
lo buscan, aunque esta vez el niño no brinca más.
Cuando subo al autobús reviso mi
celular, tengo whatsapp de Bruna.
“Valparaiso está EXHUBERTANTE!!”
Contesto con rapidez:
“Lo sé, he estado”
“Pues disculpa!!!!!!! Sólo quería
decirlo!!!”
“Lo siento baby, fallé un penalti
y no traigo humor”
Ella tarda un rato en responder,
ya todos están en el autobús y con lentitud éste arranca .
“Que????!! Perdieron??¡ L
Me molesta un poco tener que
decirle que no, que no perdimos, pero que igual fallé. Ella debería saber estas
cosas, con el internet cualquiera lo sabe. Pero así es Bruna. Yo tampoco sé
todo lo que hace, honestamente, para qué me hago pendejo.
Cuando llegamos al hotel el
atardecer está por todo el cielo de Rio y se ve rojo, siento un nudo en la
garganta al pensar cómo se vería si yo no hubiera fallado ese gol. Me despido rápido
de todos, los abrazo, a algunos no los veré pronto, le doy la mano al Mister, que me dice.
-Todos fallamos , hijo, pero si
las oportunidades no volvieran, el futbol ni siquiera existiría.

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