CAPITULO XI
DOLOR
VALERIA P.O.V
Han pasado casi 4 semanas y no
tengo nada importante que leer en mi video, más comentarios en portugués,
inglés y español sobre lo divertido que es, sobre el tamaño de mis senos y
sobre la forma de mis labios. Pocos lo dicen de forma linda, todos son más bien
vulgares. Ayer estuve a punto de borrarlo y Gerry me dijo que si estoy loca o
qué me pasa, que le dé tiempo, que Neymar seguro tiene mil cosas que hacer, y
que aunque él no ponga nada, yo deje el video lo suficiente como para que al
menos lo vea.
Pero hoy no me siento bien al
respecto. Sigue lloviendo en toda la ciudad y hay muchas cosas que me ponen
triste.
Samuel no ha ido a la consulta,
dice su madre que no quiere salir, que no tiene ganas de nada, que sus amigos
de la escuela están en un torneo de futbol y él se siente peor que nunca.
Voy en el coche camino a casa de
Samuel. La preocupación de sus papás se volvió mayor ahora que tampoco quiere
comer. Llego al barrio donde viven, es uno de los mejores y más lujosos de la
ciudad. Cuando ingreso, debo dejar mi carnet de identificación en la caseta de
la entrada, a un policía que lleva el registro de toda la gente que ingresa. Es
la segunda vez que visito la casa de Sam, y se supone que no debería hacerlo,
que no es lo más profesional involucrarme de esta manera, pero sucede que me
gusta involucrarme con las personas. Me duele lo que le pasa a Sam, me duele como aquella vez que ...él se lesionó en el mundial.
Aparco el coche y siento mi celular
vibrar, veo rápido y es un whatsapp de Gerry.
“Nos embriagamos hoy, corazón??? Vino,
quesos, y pelis de Leo Dicaprio?? Si quieres podemos platicar de tu Neymar
adorado!!!”
Sonrío ante la idea, es viernes,
así que ¿por qué no?
Una criada me abre la puerta de
la casa de Samuel y veo que la señora Roman, mamá de Samuel viene casi
corriendo a recibirme, incluso empuja a la chica que como si fuera invisible,
desaparece del lugar.
-¡Menos mal que está aquí,
doctora, no sabemos a quién más llamar, Sam no come nada desde antier por la
noche! No sé qué hacer, estoy muy preocupada- dice. Mientras me guía por la
casa hasta la habitación del niño. La puerta está repleta de afiches del
Barcelona, Messi, Ronaldinho de hace mucho tiempo, y por supuesto, Neymar.
-Gracias- le digo a la señora
Roman- de aquí puedo seguir sola- sonrío. Ella me ve confundida, no sé porque,
era evidente que no puede estar presente en las conversaciones que tengo con
Sam. Contrariada aún, se aleja y yo toco la puerta.
NEYMAR P.O.V
La sola idea me pasa por la
cabeza y antes de pensarla con claridad ya estoy seguro de dos cosas:
1.-Es una estupidez.
2.-Lo haré.
No sé porque lo hago, siempre
conozco bien mis intenciones, y aunque a veces me gusta creer que todo lo que
deseo tiene un sentido más, una intención doble, escondida que me ayudará a
tener más emoción que la que ya siento.
Y es que la vida de uno de los
jugadores más importantes del club más famoso del mundo, tiene que ser
emocionante. En la cancha y fuera de ella. Es en el campo precisamente donde he
sentido mis mayores alegrías y dolores.
Hay partidos que quisiera borrar de mi
cabeza, como quien borra un accidente de coche en el cual ha estado. Como
aquellos de la copa mundial que justo ahora no me apetece recordar. El dolor,
la vergüenza…el miedo, sobre todo el miedo aquella vez que me lesionaron la
vertebra.
Recuerdo que sentí el golpe seco en mi espalda, la dureza de una
rodilla que amenazaba con destruir mi carrera y mi vida, las ganas de llorar y
vomitar a la vez cuando acostado en la camilla me llevaban fuera del estadio.
Recuerdo y me duele la voz de Marcelo gritándoles que yo realmente estaba
lastimado, la recuerdo a lo lejos, como gritos que uno escucha en los juegos mecánicos.
Ese día tuve muchos sentimientos…miedo,
enojo, ira, dolor, incredulidad y odié (odio) cada uno de ellos.
Sé que también es en la cancha
donde he vivido momentos de felicidad pero es un hecho que emociones nunca me
han faltado, me sobran y aun así, quiero más.
Todavía tengo que pensar cómo
hacerlo sin exponerme. Pero qué importa, un jugador del Barca siempre se estará
exponiendo, ¿no?.

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