NEYMAR P.O.V
-NO.
-¡Entonces dime qué es!- lo
persigo hasta que llegamos a los vestidores, y él no voltea, sigue negando con
la cabeza y veo como los demás hacen como que no nos escuchan.
-No es tan sencillo, Neymar-
voltea al fin, bajando la voz y acercando su cara a la mía, no entiendo porque
luce enojado, el del problema soy yo.
-¿Cómo no lo es? No necesito
detalle a detalle, pero-
-¡Neymar!, para ya, por favor-
Cualquiera diría que toma mucho
tiempo y esfuerzo hacer que Lionel Messi se moleste. La verdad es que yo mismo
lo creí cuando lo conocí, pero ahora lo veo. Su cara es inexpresiva y eso es lo
que más me duele.
-Ok. “gracias”- digo, me doy la
vuelta y me dirijo a mi locker, aviento el jersey de entrenamiento color verde
agua y con toda la molestia que me alcanza el berrinche, empiezo a buscar mi
ropa y azoto la puerta del locker para encaminarme a las duchas.
Generalmente tardo en bañarme, me
gusta quedarme tiempo en los vestidores, poner la música, o platicar nada más.
Pero hoy no, hoy ya me quiero largar a la puta casa donde vivo y donde no hay
nadie esperándome, porque mi supuesto mejor amigo no me puede dar una jodida
respuesta hacia un asunto que me preocupa muchísimo.
Cuando salgo de bañarme, ahí
está, sentado frente a mi locker.
-¿Se te perdió algo?- le digo,
sin mirarlo y abrochando mi pantalón.
-Escucha, Neymar, siento el
haberte contestado así, pero –
-Entiendo bien Leo, pasa que no
puedes decirme en qué estoy fallando, que aunque eres uno de los jugadores más
importantes del equipo, no puedes ni siquiera- uno mi dedo pulgar e índice- ni
tantito, decirme que carajos puedo hacer para que no me manden a la banca.
-Baja la voz- dice. Veo que se
impacienta fácilmente conmigo y pienso que me hubiera gustado estar aquí cuando
él era el joven inmaduro y temeroso que yo soy ahora. Sin embargo lo obedezco y
hablo más despacio, aún hay algunos compañeros por ahí y tampoco quiero quedar
como el histérico.
-No sé qué hacer, voy a perder mi
lugar por Marchisio, eso es lo que pasará- digo, mirándolo fijamente y
aguantando las ganas de gritar.
-Aquí no podemos hablar de eso,
Neymar. Ven a cenar a mi casa, es mucho mejor que nos escuche Antonella a que
nos escuche el mismo Claudio- después se levanta y se va.
Tiene razón. Cuando
voy hacia la puerta de salida, veo que Marchisio está guardando sus cosas y al
salir me dice:
-Ciao Neymar, a domani! (hasta mañana) Nos veremos!.
Lo peor de todo es que es buena
persona y me resulta difícil manejar este miedo.
VALERIA P.O.V
No hagas promesas que no puedes
cumplir
No hagas promesas que no quieres
cumplir
No hagas promesas que te da miedo
cumplir
No hagas promesas…
No hagas promesas a alguien que
está sufriendo y ha depositado su confianza en ti.
No hagas promesas a un niño.
Mi madre siempre nos dijo a mí y
a mis hermanos que lo peor que uno puede hacer es prometer algo y no cumplirlo.
No importa si se tiene la intención o no se tiene, si se intenta o no, al
final, si no se cumple la promesa, hay sufrimiento y sobre todo decepción.
Voy repasando todos los discursos
que me dio mi madre al respecto. Ninguno me sirve ahorita.
A mi lado Gerry dormita con unos
lentes de sol cubriéndole media cara y envidio su tranquilidad. Aunque también
agradezco su apoyo, pues no puedo hacer esto sola.
Cuando me gradué cum laude de la
escuela de psicología, mi profesora favorita me dijo que yo iba a sufrir mucho
ejerciendo mi profesión. Dijo que me sería difícil NO involucrarme con los
pacientes y que a la larga, eso me dolería mucho, de alguna u otra manera.
Hoy vengo aquí, con una promesa
que cumplir y con la certeza de que será la misión más difícil de mi vida.
Por
muchas razones.
“Pasajeros, en unos minutos
aterrizaremos en la ciudad de Barcelona, favor de poner sus asientos en
posición vertical y abrochar sus cinturones de seguridad”
No le prometas a un niño que le
llevarás el jersey autografiado de Neymar.


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