CAPITULO XIV
TU PRISA
NEYMAR P.O.V
PUTA MADRE.PUTAMADRE.PUTAMADRE
Traté de evitar todas las
avenidas con semáforos, todas, TODAS!!!
El entrenamiento era a las 9 de
la mañana, son las 8:54 y aún me faltan cerca de 15 minutos para llegar al Camp
Nou. La verdad es que no he podido dormir bien, y esta mañana de plano se me
pasó la alarma del despertador. Apenas y me alcancé a lavar los dientes. Me
meto por donde puedo, y trato de no pasarme las luces en rojo porque ya me
imagino el escándalo si me llegan a ver.
No puede ser que voy a llegar
tarde, y con todo lo que está pasando, y con Marchisio siendo puntual y dejando
todo en cada entrenamiento, y con lo que ayer me dijo Leo. Todo está mal y yo
voy tardísimo.
PUTA.MADRE…vida de merda! Eu cago
na puta!
Llego al estadio y me acerco al
estacionamiento. Está cerrado. ¿Será que cambiaron el lugar y la hora sin
avisarme? Seguro ese italiano está metiendo mierda en mi contra, seguro es eso
y por eso nadie me avisó. Pero, ¿ni Leo me pudo avisar? Son las 9:20.
-Buenos días Neymar- al lado de
mi coche está hablándome Pablo, el encargado de seguridad del estadio en días
de entrenamiento. Carajo, ni me había fijado que aquí estaba él.
-Buenos días, ¿qué pasa con la
puerta?
-Hay unas máquinas en el
estacionamiento y no se puede pasar, están arreglando unos desperfectos-dice
él.
Eso significa que SÍ están
entrenando ahorita, maldición. Pablo debe notar mi cara de congoja pues
continua diciendo:
-Ehh, pero todos los jugadores se
estacionaron afuera, por aquel lado, en la puerta 15, por allá entraron.
-Gracias- contestó rápidamente y
me doy en reversa para salir y llegar hasta la puerta 15. Doblo y veo que ahí
están los coches de todos. Ya van a dar las 9:30, estaciono el carro y bajo
dándome un golpe en el brazo al salir, con la prisa.
-¡Mierda!- exclamo, siempre que
tengo prisa hago estas torpezas. Estoy sobando mi brazo cuando una figura
delgada se me acerca, es una chica.
-¿Neymar? ¿Eres tú?, ¡Eres
tú!-dice. La miro rápidamente. Sí soy yo, es obvio que soy yo. Maldita sea,
ojalá no fuera yo, ojalá fuera otro, ojalá fuera Messi, que siempre es puntual
y no tiene a nadie amenazando su lugar en el campo, ojala fuera Marchisio que
llegó a este equipo sin nada que perder y todo que ganar, ojala no fuera futbolista,
ojala no estuviera aquí en España, ojala estuviera ahorita mismo en Brasil, con
mi hijo, ojala…
-¿Neymar?- insiste ella, la veo,
sonríe y tiene los ojos como si fuera a llorar. Pero a mí eso no me interesa.
-¿QUÉ?- respondo, casi gritando. No
tengo ganas de responder de otra jodida forma. No ahora, no en este momento que
entraré y el mister me regañará con toda la razón del mundo.
-Nada, p-perdón- dice ella, le
tiemblan los labios, alcanzo a distinguir eso, los ojos se le cristalizan, pero
no de buena manera, eso también lo veo, sus mejillas se enrojecen tanto como su
cabello, y es ahí donde un recuerdo me llega.
Pero lo ignoro, cierro mi carro y
entro corriendo al Camp Nou.
VALERIA P.O.V
Debería escribir un libro que
contara todos los momentos humillantes de mi vida. Éste sin duda sería el
primero del top.
“Como lucir como idiota ante un
futbolista, la guía práctica en 5 capítulos”
Capitulo numero 1: enamórate como
imbécil de un ser inalcanzable.
Capitulo numero 2: haz un video estúpido
y ridículo donde hables de tu amor hacía él y súbelo a internet.
Capitulo numero 3: prométele a un
niño que conseguirás el jersey firmado de ese jugador.
Capitulo numero 4: Viaja a
Barcelona y búscalo.
Capitulo numero 5: preséntate ante
él, balbucea como tonta y siente como a
él le importa un comino quien seas, date cuenta de que, sí, es como todo el
mundo hubiera creído: un cretino grosero.
Me siento muy mal, además, no
tengo nada de mis cosas, no tengo dinero, apenas nos quisieron dejar entrar en
el piso que rentamos, Gerry y yo, porque ya habíamos pagado 1 mes de adelanto.
Pero no tenemos comida, ni ropa, ni nada. Quizá huelo mal y por eso Neymar (no
puedo creer que estoy diciendo su nombre, después de haberlo visto) me rechazó
así.
No le llamaré así ya, le diré “el
futbolista”, porque me refería a él como “Neymar” cuando era el sueño bonito,
de sonrisa y jugadas alegres. Pensé que el día que lo conociera, sería el más increíble
y feliz de mi vida, por lo menos de esta etapa, y no fue así. Me siento peor
que nunca y no sé qué decirle a Gerry. No sé qué le diré a Sam cuando
regresemos a casa, y lo peor, no sé cómo vamos a regresar.
No veo ni la calle, siento que estoy en un páramo frío, sola, en invierno, con nadie que me ayude, con todas las ganas de regresar a mi consultorio y hablar con mis pacientitos. Olvidarme de esta estupidez de Barcelona y el "futbolista".
Me siento en la banqueta y me
quito el pelo de la cara, miro hacia el cielo, a punto de llorar. Y entonces
esa voz…
-¿Señorita, disculpe?
Cuando volteo, no lo puedo creer.


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